Ayer ante ciertos sucesos de mi vida se me vino a la mente algo que se ha dicho,que vivimos en la era del descarte.Todo es de poca durabilidad para el ser humano y abarca todo aspecto de su vida.Es un tiempo de maravillosos adelantos tecnológicos,los cuales simplifican mucho la vida,la hacen más práctica,sencilla y funcional,pero se le da tan poco uso,cada vez se reemplazan en períodos más breves por otros más modernos,más vistosos,más abarcativos.
Esto se inculca sin esfuerzo en la mentalidad permeable de los niños y se adquiere como 'natural' a medida que van creciendo.Es así que nos encontramos ante una sociedad mayormente ansiosa,frustrada,y 'berrinchera'.Se alejan los valores,se 'descartan' los esposos/as,los hijos/as,los abuelo/as,etc
¿Falla la educación?,¿es culpa del sistema?
Todo tiene incidencia en este mundo globalizado,pero tendemos a culpar al otro,porque descartamos todo y a todos,menos a nosotros mismos.Y si nos valoramos tanto,creemos ser infalibles correctos e imprescindibles ¿por qué no nos ocupamos de nuestro propio espacio y empezamos a 'reciclar'.
Reciclemos los sentimientos para que vuelvan a ser firmes y duraderos,fuertes,constantes.Reciclemos nuestros valores para que no pasen de moda una formación moral,educativa y certera.Reciclemos la comunicación para generar valores positivos,para aprender a escuchar,para transmitir sin excusarnos;que no se llene de reproches,de vulgaridades o ironías o se centre en el yo.Que edifique,anime y de esperanzas;que parta del respeto y el compromiso.Que sea capaz de contagiar alegría,que sea proactiva y como consecuencia,si solo descartamos lo que en verdad es basura,el reciclaje más importante estará en marcha.