No toques la sinfonía
que no hay destino en mi puerta
y si acaso lo tuviese
...dejaré la puerta abierta.
No acerques tu melodía
que no endulzas mis oídos
y aunque pudieras hacerlo
sólo es hiel lo que despido.
Deja que sólo el susurro
adormezca mis sentidos
para que pueda atrapar
el letargo del olvido.